¿Niños hiperactivos o adultos intolerantes? Saber entender y respetar la singularidad antes de etiquetar. Por Silvia Pérez Fonticiella

¿Niños hiperactivos o adultos intolerantes? Saber entender y respetar la singularidad antes de etiquetar. Por Silvia Pérez Fonticiella.

vía ¿Niños hiperactivos o adultos intolerantes? Saber entender y respetar la singularidad antes de etiquetar. Por Silvia Pérez Fonticiella.

LAS INSTITUCIONES EN LOS BORDES DE LA MODERNIDAD LIQUIDA

LAS INSTITUCIONES EN LOS BORDES DE LA MODERNIDAD LIQUIDA

ANÁLISIS NEUROPSICOLÓGICO DE LAS ALTERACIONES DEL LENGUAJE – Luis Quintanar Rojas y Yulia Solovieva

Analisis neuropsi. de las alteraciones del lenguaje < Pulse sobre el nombre para leer

REFLEXIONES SOBRE TECNOLOGÍA Y EL PROCESO DE ENSEÑANZA y APRENDIZAJE

La tecnología nos ha abierto  la posibilidad de nuevas formas de enseñar y aprender, pero la compañía del adulto es fundamental para el niño, es el soporte afectivo que lo impulsará en su deseo de conocer y explorar…

 

Mikaela y Josefina


REFLEXIONES SOBRE LA INCORPORACIÓN DE TECNOLOGÍA AL ÁMBITO EDUCATIVO Y TERAPÉUTICO.

Cuando se comienza a navegar en este mundo tecnológico de la informática y las comunicaciones, se encuentra, ofertas muy interesantes y seductoras. En un principio acaparamos todo y de todo, sin discriminar demasiado: bajamos de Internet muchísimos programas que se ofrecen gratuitamente; luego compramos utilitarios seguramente, sólo utilizaremos ocasionalmente, ya que las urgencias cotidianas no nos permitieron evaluarlos bien.

 

En fin, como dice el tango: “uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias…”, pero de pronto, descubrimos que el disco duro se va llenando y que los alumnos o pacientes, requieren determinados contenidos más concretos, que en ese desborde de acopio de materiales no encontramos en el momento adecuado; es en ese momento que reconocemos la importancia de la sistematización del trabajo.

Como decía un psicoanalista francés… el hombre va:  “de la ansiedad al método”.

Es así que nos abocamos a elaborar un plan de trabajo, para dar forma a ese plan que necesitamos para implementar el uso de los recursos que disponemos y los que podremos generar para evaluar nuestra práctica docente o clínica, así como para medir el impacto que el uso de estas herramientas tienen sobre los alumnos o pacientes, y convencernos que este recurso, no debe faltarle a ningún docente o técnico.

Creo que esa tendencia que utilizábamos los docentes, con añoranza artesanal, como es la de preparar cada clase el día anterior, en la soledad de nuestra casa, o en la mesa de un café, sería deseable que fuera ya superada por la elaboración de un plan de trabajo, por lo menos trimestral, o adecuado a los tiempos institucionales; y que sea pensado, además,  en conjunto con los otros docentes o terapeutas, de manera que permita relacionar varias asignaturas o técnicas, (en los casos de clínicas).

Es fundamental partir de una visión holística del individuo, no la de una persona fragmentada, de una visión de hombre corporativo, que se construye con otros y por lo otros en mutua colaboración.

El empleo de la sistematización es una forma de trabajo que permite lograr indicadores medibles en determinados lapsos de tiempo y permiten además, realizar análisis cualitativos que retroalimenten nuestros planes y nuestra praxis, de la forma más provechosa, convirtiéndola en una tarea disfrutable y compartida.

Silvia Pérez Fonticiella

Ingeniera en Sistemas
Neuropsicóloga
Consultora en Neurociencias

NEUROPLASTICIDAD: EL CEREBRO HUMANO POSEE NEURONAS «MESSI», DISPUESTAS A ENTRAR EN ACCIÓN

Ya en 1894, Don Santiago Ramón y Cajal, había vislumbrado la posibilidad de que algún tipo de cambio en las sinapsis, podía ser importante en el aprendizaje:

 «Podemos admitir como algo totalmente verosímil, que la ejercitación mental suscita, en las regiones cerebrales más solicitadas, un mayor desarrollo del aparato protoplasmático y del sistema de colaterales nerviosos. Así, las conexiones preexistentes entre ciertos grupos de células, se reforzarían notablemente a consecuencia de la multiplicación de las fibrillas terminales de los apéndices protoplasmáticos y de los colaterales nerviosos, pero además, podrían establecerse conexiones intercelulares totalmente nuevas” “LA FINE STRUCTURE DES CENTRES NERVEUX”

(Conferencia de Ramón y Cajal en la “Royal Society” de Londres).

 Por su parte, John Locke, sostenía que no hay conocimiento innato, la mente es comparable a la “tabla rasa” en la que se inscriben las experiencias. Todo depende de “Aprendizaje”, de la acumulación de ideas que, cuanto más eficazmente se vinculen, más duradero será su efecto sobre el espíritu.

 Emmanuel Kant, por su parte, sostenía lo contrario; afirmaba que:

“Nacemos con ciertos esquemas de conocimiento innato, los que determinan cómo habrá de percibirse e interpretarse la experiencia sensible”.

 Por su parte, Eric Kandel, (Premio Nobel de Medicina 2000), al contemplar el reflejo de la retracción de la branquia dela Aplysia, observó que ambas doctrinas poseían su mérito y que se complementaban. La anatomía del circuito neural, decía Kandel, es un ejemplo de conocimiento, a priori “kantiano”, mientras que las modificaciones de la firmeza de conexiones particulares, dentro de un circuito, reflejan la influencia de la experiencia de acuerdo a la noción de Locke.

 ALGUNAS EXPERIENCIAS

 El estudio de Keller y Just, fue diseñado para descubrir los cambios físicos en el cerebro de los malos lectores que hacen la transición a la buena lectura. Se escanearon los cerebros de 72 niños, antes y después de que pasaran por un programa de seis meses de clases de recuperación. Utilizando imágenes de tensor de difusión, (DTI), una nueva técnica de imágenes cerebrales que rastrea el movimiento del agua, a fin de revelar la estructura microscópica de la materia blanca, Keller y Just encontraron un cambio cerebral que involucra la sustancia blanca que conecta diferentes partes del cerebro, en forma coordinada:

 “Las moléculas de agua que están dentro de las fibras nerviosas, tienden a moverse o difundirse en paralelo a las fibras del nervio”, explicó Timothy Keller, científico de investigación de la Universidad Carnegie Mellon, y autor del primer estudio sobre desarrollo de la materia blanca deprimida, en el autismo. Al respecto, agregó: “Para realizar el seguimiento de las fibras nerviosas, buscamos las  moléculas de agua que se mueven y producen una hoja de ruta del cableado del cerebro”. Los estudios sobre autismo, que se realizaron con DTI, han demostrado que tanto los niños, como también los adultos con dificultades para lectura, muestran áreas de materia blanca deprimidas.

 La doctora Paula Tallal, Ph.d, científica del Rutger University, Newark Center for Molecular & Behavioral Neuroscience, para comprobar si este tratamiento mejoraba los mecanismos disfuncionales neurológicos  de la dislexia, diseñó un estudio de neuroimagen con niños disléxicos de8 a12 años. Luego de la intervención, los niños disléxicos mostraron una mejoría, tanto en el lenguaje oral, como en la lectura de palabras. Fisiológicamente, aumentaron su actividad en las áreas temporo-parietales izquierdas y en el giro frontal inferior izquierdo, presentando un perfil semejante al observado en lectores normales.

 ¿QUÉ ENCONTRAMOS ENLA CLÍNICA?

 En la clínica puede observarse que luego de un diagnóstico y las   intervenciones pertinentes, cirugía, neuro-rehabilitación, etc., el paciente presenta mejoría en su calidad de vida, respecto a su patología y déficit originales. Pero, ¿cómo respaldar científicamente esta percepción de mejoría? Su recuperación funcional puede valorarse a través de diversas técnicas de exploración, especialmente a través de neuroimagen, la que permite investigar los fenómenos de recuperación intra-sistémica, (withinsystem), si es que los daños del sistema funcional son parciales; y los fenómenos de “Crowding”, tras una destrucción mayor, lo que puede indicar que otros grupos neuronales, incluso en el hemisferio contra-lateral, han asumido funciones para las que previamente, no estaban diseñadas, y que han debido activarse o reconvertirse, para suplir funciones de reorganización del córtex.

Algunas experiencias señalan que esto ha traído algunos inconvenientes; se ha observado por ejemplo, que en un grupo de pacientes con epilepsia sintomática, desarrollada en los primeros años de vida con afectación específica del hemisferio izquierdo, el hemisferio derecho había adquirido ciertas funciones del lenguaje, aunque con disminución de las habilidades visuoespaciales para las que estaba diseñado.

Los estudios sobre la efectividad de diferentes tipos de intervención, como por ejemplo en la rehabilitación de la atención o de la memoria, persisten en afirmar que hoy, los programas de rehabilitación neuropsicológica que ofrecen mejores resultados, no son aquellos basados en la repetición sistemática de ejercicios y tareas, sino aquellos que entrenan la sustitución de los procesos alterados por la lesión, a través de las funciones preservadas, como también, aquellos que adiestran a estas personas en el empleo de diversas ayudas compensatorias.  Esto lleva a pensar que, desde el punto de vista del funcionamiento cerebral, gran parte de los cambios cognitivos y conductuales observados en los pacientes, serían consecuencia, no tanto de la reactivación de los circuitos cerebrales dañados, sino de una utilización más eficiente de otros sistemas y redes de neuronas no afectadas por la lesión, como también, del empleo de ayudas externas que reducen la necesidad de determinados recursos cognitivos, (Park e Ingles, 2001; Sohlberg y Mateer, 2001).

 LA NEUROPLASTICIDAD, UN DESAFÍO Y UN NUEVO CAMPO DE PROBLEMÁTICAS

 Podríamos pensar el fenómeno de la plasticidad cerebral, desdela Teoríadela Complejidad, partiendo de la premisa que los sistemas biológicos, son sistemas auto-formantes o auto-organizadores, y que las relaciones entre sus elementos pueden fluctuar sin que se transforme toda la estructura; el sistema puede mantenerse estacionario, aun sufriendo modificaciones.

La auto-organización del sistema, tiene como uno de sus insumos, la información que este mismo desecha, por lo que estos sistemas se denominan: “Sistemas disipativos”; hay una energía que “sobra”, (apoyándose en las leyes de la termodinámica y las conceptualizaciones de IIya Prigogine), sistemas que generan y administran energía. Esta información es reutilizada y permite generar nueva plasticidad. A esta plasticidad sináptica, que no siempre es un patrón de actividad, se la denomina: “Metaplasticidad”.

Nuestro cerebro responde a los estímulos externos, a veces como un todo y otras veces, compartimentado. La información fluye dentro del sistema, se almacena, se reutiliza, se desecha. El sistema sufre cambios a partir de información que le ingresa y le produce desequilibrios “termodinámicos”, los que a su vez, generan nueva información; luego, el cerebro “aprende” y permite le permite reorganizarse.

En el cerebro co-existen orden y desorden, pero no como conceptos antagónicos, sino como nociones complementarias y la idea de desequilibrio puede generar un nuevo insumo al sistema, (una idea, un hecho que impacta; es decir, algo que genera reflexión y aprendizaje), muestra cómo, los fenómenos de organización, aparecen en condiciones de turbulencia, (crisis, “clics” a partir de reflexiones, aprendizaje de la experiencia, etc).

 RECONVERSIÓN NEURONAL Y RESERVA CEREBRAL

 “El hecho de que las neuronas puedan expandir su campo de influencia, significa que si unas mueren, las que permanecen pueden aumentar sus campos para resolver, en parte, el poder de procesamiento perdido”

                                   Kolb B. Brain, Plasticity and behavior. New Jersey

 Dennis y colaboradores, (2000), hablan dela ReservaCerebral, refiriéndose al tejido del SNC disponible para el cambio adaptativo, o a la plasticidad en respuesta a los eventos normales y anormales ocurridos durante toda la vida.

 ¿NEURONAS EN EL “BANCO DE SUPLENTES”?

 Los científicos continúan trabajando en el problema, pero…, ¿Cómo generamos plasticidad a largo plazo?; ¿Cómo y cuándo evaluar la rehabilitación funcional?

Durante los primeros meses de un tratamiento de rehabilitación o intervención quirúrgica, se evidencia una mejoría espontánea y no puede atribuirse los cambios a la neuro-rehabilitación. Al revisar la literatura existente sobre el particular, podemos encontrar que algunos de los estudios a través de neuroimagen, sobre cambios producidos tras la lesión, no incluyen medidas anteriores y posteriores que permitan comparar los cambios. Otros, sin embargo, sí los incluyen, lo que aporta robustez a sus resultados sobre la relación entre la recuperación y los cambios metabólicos y funcionales. Por otra parte, la actividad cerebral cambia a medida que se avanza en el proceso de rehabilitación, o a medida que las habilidades cognitivas, motoras o sensoriales, mejoran tras una lesión. La efectividad de la rehabilitación o su progresión, pueden depender de la fase o momento de la evolución de la lesión y es muy probable que el grado de mejoría correlacione de alguna manera, con el grado de reorganización funcional del cerebro, para esa función. Esta observación, junto con la idea de la variabilidad entre individuos, lleva a la necesidad de Estudios longitudinales realizados en los mismos pacientes, para aumentar el conocimiento de los cambios dinámicos de reorganización cerebral.  Conforme se avanza en el conocimiento de los mecanismos neuroquímicos y neuroanatómicos que dirigen la plasticidad cerebral y la capacidad de recuperación funcional, se podrá diseñar estrategias específicas de actuación temprana, cada vez más adecuadas, y adaptarlas a la población infantil con alto riesgo de sufrir secuelas derivadas de patologías neurológicas.

Recientes estudios con técnicas neurofisiológicas que ofrece la neuroimagen funcional de redes neuronales implicadas en funciones cognitivas comola MEG, (magnetoencéfalografía), abren un campo de investigación para el conocimiento de patologías de la cognición y neuropsicológicas, y para el conocimiento del papel que podamos estar desempeñando con nuestra intervención, mediante estrategias cognitivas y farmacológicas, en la recuperación o no recuperación de las funciones implicadas. A través de este conocimiento, se abre la posibilidad de ayudar al cerebro a construirse, facilitando así sus propios mecanismos de neuro-plasticidad.

Desde un abordaje cognitivo y conductual, puede aseverarse que si se trabaja la “atención”, durante la ejecución de las tareas, se aprende y se recuperan funciones más rápidamente. En cuanto a la recuperación de déficit cognitivo y funciones mentales superiores, incluyendo el lenguaje, es imprescindible realizar una valoración neuropsicológica completa antes de diseñar las estrategias de rehabilitación; de esta manera, podrá determinarse, cuáles son los componentes afectados del sistema y cuáles, los conservados; estos últimos, podrán servir de apoyo y punto de partida de la terapia. El arsenal de baterías, permitirá establecer con mayor objetividad los resultados obtenidos en los procesos de rehabilitación aplicados a personas que sufren algún trastorno que, cognitiva y socialmente, les resulte discapacitante. Es fundamental la realización de estudios bien diseñados, con evaluación mediante pruebas neuropsicológicas y técnicas de imagenología cerebral, (principalmente funcionales), así como ensayos clínicos controlados, aleatorios, en relación a la aplicación de estrategias de rehabilitación psicosocial, con la finalidad de obtener mayor evidencia clínica, al respecto.

La mayor objetivación de los eventuales progresos resultantes de la aplicación de alguna estrategia terapéutica, psico-socialmente rehabilitadora, permitirá optimizar la gestión de los recursos disponibles en las intervenciones terapéuticas que se realizan en el campo de la salud mental.

Profundizar la comprensión del desarrollo del cerebro, desde una perspectiva científica, puede impactar poderosamente en la educación. Los neuro-científicos pueden aportar el conocimiento que se construye acerca de los cambios que experimenta el cerebro, cómo procesa la información, cómo la almacena y cómo las emociones están ligadas a todo proceso de aprendizaje, de modo de brindar a los educadores, un marco de referencia para mejorar la práctica educativa.

Pensemos, por ejemplo, que el famoso jugador de fútbol, Lionel Messi, estuvo alguna vez en el banco de suplentes y logró emerger de sus dificultades para convertirse luego en estrella. Me gusta pensar, que cada uno de nosotros tenemos en alguna parte de nuestro sustrato cerebral, un “banco de suplentes”, habitados con neuronas “Messi” ávidas de de entrar a la cancha a jugar; sólo requieren los estímulos necesarios, para que ello ocurra.

                                                       Prof. Neuropsic. Ing. Silvia Pérez Fonticiella

                                            Consultora en Neurociencias

                                            Córdoba – República Argentina

                                            e-mail:  iinnuar@gmail.com

                                            blogs: iinnuar.wordpress.com

                                                       neuropedagogiahoy.wordpress.com

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ALGUNAS INDICACIONES PARA REALIZAR UNA EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA

ALGUNAS INDICACIONES PARA REALIZAR UNA EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA.
LA NEUROPSICOLOGÍA.
Cambios químicos o estructurales en el cerebro, provocados por accidentes, enfermedades, intervenciones quirúrgicas o procesos mórbidos,  pueden alterar su funcionamiento dando lugar a la presencia de disfunciones a nivel del aprendizaje, el lenguaje, la memoria, la organización y planificación, la toma de decisiones, el funcionamiento emocional y el comportamiento en general.
La Neuropsicología es una disciplina que se inserta dentro del campo de las neurociencias cognitivas, y apunta al estudio de  la relación entre el cerebro, la conducta y la cognición, como también  a profundizar el conocimiento sobre el sustrato neuronal de las funciones cerebrales superiores: gnosias, praxias, lenguaje, memoria, atención.
LA EVALUACIÓN NEUROPSICOLÓGICA.
Consiste en la detección, cuantificación e interpretación de la disfunción cognitiva, conductual y emocional, causada por anormalidades en la estructura o en las funciones cerebrales superiores de un paciente.
La investigación se basa en múltiples fuentes de datos: la entrevista clínica con el paciente y familiares, que permite además elaborar la historia clínica evolutiva, la observación del comportamiento durante las pruebas y la aplicación de baterías de pruebas neuropsicológicas. La interpretación y análisis de las diferentes etapas permite la elaboración del perfil neurocognitivo del paciente, la elaboración de un informe de hipótesis diagnostica y pronostico,  así como la información necesaria para realizar derivaciones a especialistas, programas y/o estrategias de intervención reeducativas o rehabilitativas, farmacológicas, pre-quirúrgica, y orientación familiar e institucional.
ALGUNAS INDICACIONES PARA SOLICITAR EVALUACION NEUROPSICOLÓGICA.
1. DIAGNÓSTICO Y CAPACIDADES: Antes de realizar cualquier intervención terapéutica, es fundamental , saber que tiene el paciente, cuáles son las causas probables de sus trastornos y alteraciones. Conocer el perfil de habilidades conservadas y afectadas.Contar con un inventario actualizado de lo que el paciente puede o no puede hacer,  con el fin de llegar a una prescripción terapéutica precisa e individualizada; a un tratamiento a la medida de esa persona.
2. Obtener información puntual que contribuya al diagnostico presuntivo o diferencial
3. El uso combinado de técnicas NP con exploraciones de neuroimagen funcional,  permite ampliar el conocimiento de la fisiopatología de determinados trastornos, así como observar las modificaciones que se producen en el funcionamiento cerebral,  luego de aplicar estrategias terapéuticas específicas.
4. Monitorizar la evolución clínica de distintas patologías y sus secuelas sobre los procesos cognitivos a mediano y largo plazo, investigar secuelas luego de un ACV o accidentes traumáticos que haya sufrido una persona.
5. Evaluación de la eficacia de distintos tratamientos, monitorización neurocognitiva de fármacos antiepilépticos, tratamientos piscoeducativos, estudiar los procesos del envejecimiento, etc.
6. Obtener datos complementarios acerca de la probable extensión y/o lugar del daño conocido o sospechado al SNC.
7. Contribuir al diagnostico en niños candidatos a cirugía de la Epilepsia. Exámenes NP antes y después de la cirugía. Investigar la dominancia cerebral para el lenguaje, predicción de déficit de memoria o de las funciones ejecutivas post quirúrgicos, etc.
8. Investigación. Se utilizan baterías NP desarrolladas específicamente para el estudio de determinados grupos patológicos y sus controles.
Prof. Neuropsic. Silvia Pérez Fonticiella
CONSULTORA EN NEUROCIENCIAS
Córdoba  iinnuar@gmail.com

Ver también:

¿Qué es y que investiga la Evaluación Neuropsicológica?  Presentación en Power Point en página de inicio.

El canto de los pájaros…. pistas para conocer mejor el cerebro humano.

Si tratáramos  de definir la función del cerebro en forma muy sintética podríamos decir que es la de recibir, procesar, almacenar y enviar información al medio ambiente. Es decir, concebido como órgano mental, el cerebro percibe, memoriza, decide y actúa por medio de la conducta. Unas preguntas básicas serían: ¿cómo están codificados y dónde están los recuerdos?, ¿de qué manera se organiza la conducta en el cerebro? Debe existir una huella, alguna forma en la que la experiencia deje su marca en el tejido nervioso. A esa huella se le ha llamado engrama, pero aun hay muchas preguntas por responder acerca de cómo funcionan esas huellas.

Con el aprendizaje aumenta en el cerebro la síntesis de proteínas; se activan y con ello se favorecen nuevas rutas de comunicación entre ciertas neuronas; se hacen circuitos de retroalimentación. Cientos de experimentos se han realizado para esclarecer esto, pero una de las evidencias recientes de mayor interés ha surgido del estudio de una de las conductas naturales más hermosas y llamativas: el canto de los pájaros.

El canto de un pájaro lleva mucha información a distancia: atrae consortes potenciales, previene a otros machos, ahuyenta a predadores. El canto está constituido en canciones funcionales, es decir, melodías para situaciones conductuales específicas. Algunas son proclamaciones que utilizan para delimitar territorios. Otras son cantos agresivos y otras más son de cortejo. Se han identificado, además, canciones de cuidado paternal, de alarma y de defensa. En los extensos tiempos que dedican algunos pájaros a cantar se mezclan diversos tipos de canciones y, con ello, se logran funciones diversas de comunicación. Sin embargo aún desconocemos el significado de los fraseos completos. Probablemente una misma canción tenga tantos significados cuantos escuchas existan, según su especie, sexo y aun su estado fisiológico.

Además de que los cantos son particulares de la especie, hay también dialectos: tipos de modulación característicos de una región geográfica determinada que difiere de miembros de la misma especie en otras áreas. Más aún, hay individualidad en el canto. En varias especies la canción se compone de una serie de frases comunes a todos los machos y, sin embargo, hay fraseos individuales que permiten reconocer al pájaro que los emite.

En experimentos de aislamiento y producción de híbridos se ha descubierto una característica del canto que es común prácticamente a todos los comportamientos: el hecho de que tenga un componente genético y otro aprendido. A diferencia de los insectos, cuyos cantos casi no se pueden moldear o modificar por el aprendizaje, los pájaros pasan por estadios de maduración durante los cuales la estructura y la tonalidad se refinan de acuerdo con el dialecto y la individualidad de quienes los rodean. Los pájaros aislados desde el nacimiento o los que son sordos producen cantos elementales y, aunque maduran durante el desarrollo, nunca alcanzan la riqueza de expresión de los criados en su ambiente. Esto demuestra que existe un patrón codificado en el sistema nervioso por ciertos genes que llevan la información del canto de padres a hijos, pero que ese patrón debe de ser modificado y enriquecido por la experiencia para que ocurra el producto acabado. Pero, además de la codificación del canto, existe un patrón de reconocimiento. O sea que no sólo hay un mecanismo para emitir el canto, sino que existe otro para reconocerlo. Esto se asemeja mucho a lo propuesto por Noam Chomsky, el conocido lingüista del Instituto Tecnológico de Massachusetts, que formula que hay patrones para el lenguaje humano; éste tendría un componente genético para la estructura fundamental y otro adquirido durante etapas cruciales de maduración.

Ahora bien, ¿cómo se codifica el canto en el cerebro? Fernando Nottebohm, investigador argentino que trabaja enla Universidad Rockefeller, sorprendió a los científicos del cerebro con un hallazgo sensacional: la evidencia de que un área muy restringida del cerebro de los canarios aumentaba al doble de su tamaño durante la primavera, la época del apareamiento anual y del inicio del canto, para reducirse al final de ella a su talla previa. Esta zona es un núcleo que controla las neuronas motoras de los órganos vocales, en particular la siringe, con la que el ave emite la voz; se trata del núcleo cerebral donde se halla codificado el canto. En experimentos posteriores encontró que la aplicación de testosterona, la hormona masculina producida por el testículo y que aumenta en los machos durante la época del apareamiento, produce un incremento en la talla del núcleo y desencadena el canto en los machos, incluso fuera de la estación. Más aún, las hembras adultas que normalmente no cantan, si se les aplican inyecciones de testosterona desarrollan el mismo cambio que los machos, es decir, expansión del núcleo y producción de canto. Estas evidencias vinieron a echar por tierra la noción de que el cerebro adulto era inmutable, y de que las neuronas, por su extrema especialización, ya no se producían en el animal adulto.

Hoy sabemos que las estimulaciones ambientales reiteradas, actuando sobre el ADN, pueden determinar cambios relativamente estables de la expresión del mismo, y la actualización de la información que allí se genera, propicia la formación de nuevas rutas de comunicación sinápticas entre las neuronas.

Esto nos da una visón mas optimista de las posibilidades que las intervenciones terapéuticas y pedagógicas adecuadas y a tiempo pueden promover en las personas, resignificando lo que alguna vez nos enseño el poeta Antonio Machado, …. “Hoy, es siempre todavía..”

Silvia Pérez Fonticiella.

Todos los problemas…. son problemas de Educación??

Con frecuencia, padres, tíos o abuelos de los pacientes, comparten con nosotros muchas inquietudes del contexto inmediato, relacional e institucional en el que participan sus niños. Así, surgen conversaciones muy interesantes que nos llevan a replantear algunos temas, que intercambiamos a través de  e-mails y archivos, lo que permite estrechar lazos y vínculos con ellos, logrando que la tarea del terapeuta, del médico, del profesor, del psicopedagogo…,  se despliegue en un ámbito más amplio que el consultorio, beneficiando con ello al niño, a su familia y también a nuestra praxis.

Un joven abuelo, recordaba sus tiempos escolares, cuando las diferencias entre los chicos se resolvían: “a la vuelta de la escuela”; se llegaba a casa sin corbata, con algún botón de menos en el guardapolvo, ya irreconocible por el barro, pero al día siguiente se volvía a compartir un “picadito” de fútbol con ese mismo compañero. Si los sucesos de “incompatibilidad de  caracteres” se producían dentro de la escuela, el niño varón, (en esa época las nenas eran más tranquilas, por lo menos las que llegaban a la Escuela), debía ir a la Dirección. Ahí,  no importaba si era mujer u hombre, alto o petizo, uno no podía mirar a la cara al docente Director por la vergüenza que sentía; era como estar frente a un prócer, como haber cometido un delito contra la patria, no hacían falta más que sus palabras de reprimenda, para que uno se volviera al aula calladito y la próxima vez, lo pensaría dos veces antes de sucumbir a la tentación de armar lío. Y ni hablar cuando se llegaba a la casa con la cartita de la maestra dirigida a los padres. Los padres neoliberales nos cortaban la salida a jugar o mirar TV, o las moneditas para comprar bolitas, figuritas o revistas. Los otros padres, fieles a su ortodoxia de: “la letra con sangre entra”, hacían uso de la clásica: “zapatilla pedagógica”. Hoy, padres, abuelos, tíos y otros adultos en general, se preguntan qué pasó con el modelo que teníamos; qué ocurrió para que ahora un chico, vaya la primera semana al colegio y los docentes, atentos a que ya no pueden con él, llaman a la familia y piden que sea atendido por un psicólogo o una psicopedagoga; algunos, incluso, van más allá y piden que sean medicados.

Pero el tema es más complejo que planteos recién expuestos.  Como ya lo hemos planteado en varios artículos, anteriormente, la sociedad evoluciona y el ser humano, tanto en sus aspectos intelectuales como de personalidad, se va transformando. Además, el avance científico permite conocer, por ejemplo en nuestra área de las neurociencias, el origen fundamentalmente orgánico de las dificultades de aprendizaje, (el Dr. N. Fejerman ha realizado una clara clasificación al respecto), o de algunos desórdenes de la personalidad  o de la conducta, que  llevan a prestar atención  a causas  multifactoriales, dejando atrás teorías predominantemente basadas en el inconsciente, en el vinculo madre-hijo, o en las circunstancias de vida, como causa única. Los mismos desarrollos tecnológicos que permiten tener al instante la novedad de la noticia, conocer con mayor profundidad la causa de las enfermedades y de las conductas , así como brindar cada vez mejores tratamientos o instancias de entretenimiento para lograr mejor calidad de vida, son los que nos han aportado el modelo de la inmediatez, de la rapidez, del mínimo esfuerzo, de la pasividad del espectador, con toda la connotación negativa que esto trae a la hora de poner en marcha procesos de enseñanza-aprendizaje especialmente en los niños. Como decía Maria Elena Walsh, “en mis tiempos había tiempo”;  los padres de hoy pasan más tiempo en el trabajo, en el súper, en el auto llevando y trayendo a sus hijos a la escuela, a la maestra particular, a  la clase de danza o patín, al club deportivo, al psicólogo, a la psicopedagoga, que el que deberían compartir con ellos en el hogar, leyendo cuentos, jugando al ludo, haciendo una torta para tomar la leche, hablando de los temas importantes de la familia, contándole historias de cuando ellos eran chicos, ayudándolos a hacer la tarea… En definitiva, ¿con qué pautas y valores van creciendo nuestros hijos?  -con las ajenas. Un buen día, descubrimos que hacen y dicen cosas, que nadie les enseñó en casa; muchos padres me dicen:  “no sé por qué hace esto, si nosotros en ca sa no somos así”; en definitiva, ven a su propio hijo como a un extraño… Y lamentablemente, esto trae consecuencias, tanto en los padres como en los hijos. Los padres nos consultan porque no saben qué hacer con el niño: “tiramos la toalla”, “ya no hay penitencia ni palmada que funcione”, “hace lo que quiere”… Existe una subversión de valores y roles, que me recuerdan al brillante  libro de M. Tort, llamado: “Fin del dogma paterno”, en el que se plantea que  “el inconsciente no entiende que el Padre ya no es lo que era”; pero también nos alienta planteando: “En la sociedad ha quedado un lugar vacante para otros recorridos de la parentalidad , en los cuales se ha inscripto otra versión del psicoanálisis de larga data, a partir de su experiencia práctica y no del reciclaje del Padre de la religión”(en términos freudianos). Creo que aquí está la clave, La tarea común a resolver, será entre los profesionales del campo neuropsi y los educadores, conjuntamente con los padres. Estas dificultades de los padres para desempeñar adecuadamente su rol,  sin caer en los extremos de la negligencia o el autoritarismo, llevan a los niños a una importante confusión y hace que ellos llenen esos pequeños intersticios, esos  vacios  de autoridad, limites y valores, con su deseo, con su tendencia al mínimo esfuerzo, con sus ganas de seguir siendo chiquitos y no asumir las responsabilidades acorde a su crecimiento.

Cuando el niño tiene “no sólo” falta de límites…..

Cuando a estas situaciones, más comunes de lo que se cree, se agrega la posibilidad de que un  niño con nivel intelectual normal, traiga alguna enfermedad congénita o disfunción de origen neurológico, la que se manifestará a través de dificultades de aprendizaje o trastornos de conducta, los padres comienzan a recibir llamados de atención de la escuela y sugerencias, sobre cómo ayudar  al niño a tener mejor vinculo con sus pares y mejorar su rendimiento escolar. Pero si además, luego de realizar una correcta evaluación neurológica, psicológica y clínica del niño, nos encontramos con un diagnóstico frecuente hoy día, como es el de TDAH, (Trastorno por déficit de Atención, con/sin Hiperactividad), la situación se torna aún más compleja. Los niños con diagnostico de TDAH,  presentan  un nivel intelectual dentro del promedio poblacional, lo que implica que no debería tener inconvenientes para adquirir los aprendizajes necesarios acorde a su edad y grado escolar. Pero debido a su elevado nivel de desatención, desmotivación hacia las tareas escolares en general y su impulsividad y necesidad constante de “estar haciendo algo”, presenta pocos resultados en su rendimiento escolar. Esta conducta, en realidad, se manifiesta desde muy pequeño; sus papás lo han atendido adecuadamente y sin embargo, no han encontrado solución para  modificar esta conducta y actitud del niño, quien no sólo genera “desacomodos”, en el medio familiar, sino también en el medio social y escolar.  Le ha costado sin dudas y le cuesta, llevar el ritmo del grupo en el aula; se dispersa, habla en momentos que no corresponde, molesta a sus compañeros o asume una conducta oposicionista ante la tarea. De este modo, queda como “desconectado” de lo que se da en clase, presenta dificultades en todas aquellas tareas que requieren una atención sostenida, así como en las actividades en las que es preciso memorizar material para su posterior recuperación.  Si el  niño presenta también síntomas de hiperactividad, tendrá mayor dificultad en seleccionar datos pertinentes,  en filtrar de entre toda la estimulación que le llega, cuál es la más importante en cada momento, a cuál debe atender y cuál puede obviar; esto hace que incurra en muchos errores.  Por otro lado, y como consecuencia también de las alteraciones neurofisiológicas de este síndrome, puede quedar fijado en un detalle trivial, que logra captar su atención durante un largo tiempo, o incluso hasta obsesionarle.

Cuando las tareas requieren mayor  capacidad de abstracción, es posible que se complique aun más.  El razonamiento abstracto exige, no sólo prestar atención, sino manejar mentalmente una serie de datos, operar con ellos y buscar una respuesta. Para el niño hiperactivo este proceso resulta, en la mayor parte de los casos, sencillamente imposible, ya que le requiere poner en marcha precisamente aquellos procesos para los que está menos preparado. En su “almacén de datos” la información sólo se mantiene un tiempo corto y debe salir inmediatamente para permitir la entrada de nueva información de manera continua. Esto provoca que su memoria a corto plazo sea algo deficiente, gran inconveniente de cara a las tareas escolares más habituales. No ocurre lo mismo con la memoria a largo plazo, que suele estar muy bien desarrollada: a estos niños le cuesta mucho recordar lo que ha sucedido unos momentos antes, pero si, la información pasa al almacén a largo plazo, (bien porque el material se repita con frecuencia o porque sea de gran interés para él, podrá retenerla por más tiempo).

¿De qué modo promueven las conductas características del trastorno de hiperactividad y déficit atencional, las estructuras cerebrales y los defectos genéticos que se van encontrando? La raíz parece estribar en el deterioro de la inhibición conductual y del autocontrol,  según Barkley,R. que viene estudiando este tema desde hace varios años. El autocontrol, la capacidad de inhibir o frenar las repuestas a un estímulo, es una función crucial para la realización de cualquier tarea. La mayoría de los niños, conforme van creciendo, adquieren la capacidad de poner en práctica las funciones ejecutivas, actividades mentales que les ayudan a apartar las distracciones, fijar metas y dar los pasos para alcanzarlas.

En los primeros años, estas funciones ejecutivas se exhiben al exterior, los niños hablan en voz alta mientras juegan y hacen las actividades. A medida que crecen, comienzan a interiorizar estas funciones ejecutivas y desaparecen paulatinamente las verbalizaciones.

Las funciones ejecutivas pueden agruparse en cuatro actividades mentales:

1. La memoria operativa: tener en mente la información mientras se trabaja en una tarea.

2. La interiorización del habla, que permite a uno pensar para sí, seguir reglas e instrucciones.

3. El control de las emociones, la motivación y el estado de alerta, que ayuda a conseguir metas y diferir las emociones que nos interfieren.

4. La función de la reconstitución, que nos ayuda a ser flexibles y creativos al fragmentar las conductas observadas y volver a combinarlas en nuevas acciones.

Según las investigaciones más recientes y debido a causas genéticas, los niños TDHA  adquieren en forma deficiente, estas capacidades y en consecuencia despliegan un comportamiento y un habla excesivamente “públicos”. No son capaces de guiarse por instrucciones internas, ni de modificar su comportamiento. Su memoria operativa, o “buffer” para almacenar información que deberá utilizar en otra instancia o paso de la misma tarea que realiza, es muy lábil debido sin duda a su dificultad en prestar atención, lo que deriva en que se quede con información fragmentada, que escuche sólo parte de una consigna y por lo tanto, obtenga resultados negativos a la hora de resolver la tarea.

Inhibir, o controlar sus impulsos le resulta muy difícil, porque no ha madurado convenientemente el soporte de circuitos neurológicos que le permiten adquirir este autocontrol, de modo que podemos observar, que no pueden contener el impulso de molestar a otros niños, no quieren ir a la escuela, acatar pautas de trabajo grupal ni jugar con los demás.

Esta patología es de origen neurobiológico y no “se cura” sola, ni con los años, ni la maduración; requiere de tratamientos especializados de reeducación de las funciones cerebrales alteradas, y en muchos casos, de medicación psico-estimulante que logre mejorar sus niveles de atención y que debe ser indicada y controlada por un neurólogo  o psiquiatra de niños.  Por qué un neurólogo o un psiquiatra, por algunas razones importantes:  primero, que es frecuente que veamos en la clínica, chicos que vienen diagnosticados como TDAH, con largo tiempo de tratamientos sin resultados de progresiva mejoria, y no son TDAH, sino, Trastornos Border line de la personalidad , patologia que va aumentando su frecuencia de presentación en la sociedad, y que tiene muy mal pronóstico si no lo abordamos a tiempo y correctamente. Segundo, porque a veces la co-morbilidad con trastornos de conducta tiene tal dimensión que se debe modular su comportamiento con antipsicóticos, antidepresivos, etc, ..la medicación adecuada sólo puede evaluarla un médico especialista.

Obviamente, la medicación logra estabilizar los niveles de atención del niño y mejora su control de impulsos y su toma de decisiones, pero no alcanza para que adquiera los conocimientos de base, que por diversas razones, anteriormente expuestas, no adquirió; para ponerlo “al día” con su grupo escolar, además de la medicación necesita tratamiento especializado. Este tratamiento debe ser realizado por profesionales del área de la salud o educadores especializados en rehabilitación, no por una maestra de “apoyo escolar”, ya que al tratarse de una patología de origen neurobiológico, exige una intervención neuropedagógica e interdisciplinaria que provoque cambios en la estructura neuronal que presenta comportamiento disfuncional o alterado, es decir, sobre el sustrato neuronal de la memoria, la atención, las emociones, las funciones ejecutivas, el sistema motriz y los módulos cerebrales responsables del lenguaje y el razonamiento. Respecto al trabajo de la maestra en la Escuela, partimos de la base que todo docente da lo mejor de sí, para sacar adelante a niños que presentan determinadas dificultades en diversas áreas, más aun hoy día, cuando se tiende a la integración de chicos con diferentes capacidades.  El equipo de tratamiento externo que atienda al niño con TDAH, puede asesorar y brindar a la maestra determinados materiales, adecuar las evaluaciones que le tomarán, darle contención respecto a las frustraciones que generan este tipo de alumnos, pero consideramos que muchas veces, se depositan en las instituciones escolares, expectativas  que exceden sus responsabilidades y cometidos educacionales y ante la frustración, se tiende a subestimar y desvalorizar la labor del maestro de aula. No debemos olvidar que el rol central de la educación en valores de un niño, debe ser la familia. De lo anteriormente expuesto, se puede observar claramente la angustia, que sin duda vive este niño, quien no poder controlar su conducta y sus impulsos; como consecuencia de ello, externaliza esa angustia, sin embargo, de una forma que resulta paradójica para los adultos: con indiferencia, oposicionismo, actitudes de aislamiento, de meterse en problemas, de no poder medir las consecuencias de sus acciones. Estos chicos, en general no piden ayuda, o al menos, no lo hacen de la forma verbal que esperaríamos. Los adultos, en general, realizan una mirada rápida y desde sus urgencias por cumplir con las responsabilidades inherentes a su rol, ( padres, educadores, familia, etc), y desde esa posición tendemos a ser bastante poco tolerantes con estos chicos, quienes realmente alteran nuestro ritmo, los vínculos familiares y nuestra planificación escolar. Estos niños requieren tratamiento especializado, realizado por profesionales preparados para contenerlos y poner límites, para “educar” esas estructuras neurales que determinan su comportamiento rebelde y disruptivo, y que lo llevan a tener tan baja opinión de sí mismo. Además, trabajar junto con la familia y los docentes en las modificaciones ambientales, sociales, conductuales y cognitivas, que mejor se adecuen a las necesidades y al estilo cognitivo del niño. Niños hiperactivos y “difíciles” hubo siempre, pero la sociedad y la familia, eran antes más sólidas en el mantenimiento de determinados valores y pautas de educación y respeto; actualmente,  vemos que estas estructuras se hacen más laxas, por diversas razones.

En las entrevistas con padres de niños con TDAH, ellos mismos reconocen que el niño “se les va de las manos”, que “ya no saben qué penitencia implementar “, que “no pueden más”… Si los papás no pueden, imaginen  la frustración del maestro que procura desplegar todas sus estrategias posibles de seducción y contención, para que el niño se motive a trabajar, y el niño le presenta un muro infranqueable. La tarea por delante no es fácil, pero según nuestra experiencia, todos estos niños, si han sido bien diagnosticados, y en especial a tiempo, en la infancia, y tienen un tratamiento acorde a sus necesidades pedagógicas, emocionales  y conductuales y un buen acompañamiento escolar y familiar, salen adelante, y en algún momento de su vida y de su escolaridad, hacen ese “clic”, tan necesario y tan esperado por todos.

Prof. Neuropsic. Ing. Silvia Pérez Fonticiella.

Consultora en Neurociencias.

TRASTORNOS ESPECÍFICOS DEL LENGUAJE

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TRASTORNOS ESPECÍFICOS DEL LENGUAJE

 


¿ CÓMO APRENDE EL SER HUMANO ?

Ésta es sin duda una pregunta compleja que diferentes enfoques disciplinarios han tratado de responder desde la filosofía, la biología, la psicología, entre otras. A finales de los años 90, encontramos recién corrientes de pensamiento que hacen hincapié en la importancia de los factores socioculturales y emocionales en el proceso de aprendizaje. A partir del año 2000, a medida que se fueron conociendo los resultados de múltiples investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro, se reconoció la importancia de la base neural en las ciencias del aprendizaje y la importancia de conocer cómo, el cerebro humano, procesa la información que le llega a través de su input sensorial y así, poder diseñar modelos educativos y estrategias de enseñanza-aprendizaje a la medida de las posibilidades de los aprendices, acordes a las posibilidades y etapa de la vida de los mismos. Una conclusión  importante de todas estas investigaciones, fue que no importa la edad, siempre es posible aprender si se enseña de acuerdo a las posibilidades de cada cerebro. De este modo, surgieron nuevas interrogantes: ¿cómo y sobre todo, cuándo, podemos aprender mejor y más rápido?; ¿hay períodos más propicios para el desarrollo del cerebro?; ¿Qué papel juegan las emociones, la motivación y la autoestima en el aprendizaje?;   ¿qué peso tienen las condiciones ambientales , el entorno o contexto en que se imparten las clases, para que la persona logre un adecuado aprendizaje?; ¿Cuáles son las causas orgánicas, que dificultan la adquisición de habilidades matemáticas o para la lectura?

Todo esto se va develando a medida que avanzan los estudios en el área de la neurociencia, disciplina que se nutre de variadas disciplinas como la biología, la psicología, la química, la anatomía, la física y la informática. De este modo, los neurocientíficos han demostrado que hay una nueva ciencia del aprendizaje, que debe basarse en el conocimiento del funcionamiento del cerebro y debe desarrollar nuevas metodologías de abordaje y de enseñanza, en consecuencia, con los hallazgos que se van conociendo, y centrar a los sistemas educativos, más en el “cómo” del aprendizaje que en el “que”. ¿Por qué este niño no aprende?; ¿Por qué no logra una adecuada adquisición de los conocimientos, de acuerdo a su edad y grado?; ¿qué le pasa al chico?; ¿qué causa su conducta?

Estas problemáticas deben abordarse con una perspectiva integral en la que se articulen la neurología, la neuropsicología, la genética, la biología, la química, la psicología, la física,  la pedagogía, la sociología, entre otras disciplinas que forman parte de las actuales neurociencias. El Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2000, E. Kandel, ha logrado comprobar que las potencialidades de la conducta de un individuo, (el “hasta dónde puede llegar”), se produce por mecanismos genéticos y evolutivos, así como por factores ambientales y de aprendizaje, que actúan en el cerebro y producen cambios estructurales y funcionales de las células nerviosas específicas que intervienen en los procesos de lectura, escritura, cálculo, memoria y otras funciones que intervienen por supuesto en el aprendizaje académico de los chicos. Estados emocionales y procesos cognitivos que sustentan el aprendizaje,  (memoria, atención, lenguaje, etc), tienen una base biológica, lo que implica que el estudio de las áreas más deficitarias, aquellas en las que el niño no logra lo esperado, requiere el abordaje de un equipo de profesionales que trabaje dentro del marco de las neurociencias.

“Las bases de la ciencia neural  contemporánea, considera que todos los procesos mentales son biológicos y cualquier alteración de los mismos es orgánica”.

Kandel, Jessell, Schwartz Neurociencia y conducta”.

Hoy podemos conocer algunas de las áreas del cerebro encargadas de la activación del pensamiento y de la óptima realización de habilidades relacionadas con la aritmética y del reconocimiento de palabras; y hasta se pueden medir los cambios en el sustrato neuronal producidos por los tratamientos de reeducación o rehabilitación que intervienen sobre funciones cerebrales que están alteradas. En el área del lenguaje, por ejemplo, conociendo cuáles son los módulos cerebrales encargados del lenguaje, y de qué modo procesan la información, se pueden diseñar estrategias correctivas y nuevos métodos para enseñar a aquellos niños o adultos que presentan dificultades en el dominio de esta importante área de aprendizaje. Gracias a la plasticidad cerebral, base de los mecanismos de la memoria y del aprendizaje, hemos confirmado de forma experimental que nuestras neuronas, sufren una remodelación permanente en función de la experiencia que vivimos. Las conexiones nerviosas no son fijas ni inmutables, algunas se destruyen pero otras se crean para adaptarse. Y lo más novedoso, de este planteo, es que toda experiencia nos deja una huella asociada a un estado corporal. Es decir, concretamente, que aplicado a la situación de enseñanza-aprendizaje, la forma y condiciones ambientales y emocionales en que yo haya adquirido un conocimiento en el aula o en otro entorno, van a determinar un determinado estado corporal asociado, de placer, de displacer, de angustia, de ansiedad, de miedo, de satisfacción, etc. y este estado se “guardará” en nuestro cerebro asociado a ese aprendizaje. Cada vez que realice una lectura o evoque un recuerdo relacionado a ese contenido, se disparará en mí ese mismo estado somático que se “guardó” al incorporar el conocimiento. Por ejemplo, si mi profesor de matemática, logra acaparar mi atención y me enseña la ecuaciones de una forma amena, de modo que me permita encontrarle relación y significado en mi vida cotidiana, y me permita activar mis conocimientos previos,  es más probable que cuando tenga que hacer la tarea de matemática, la emoción placentera que se “guardó” en el momento de adquirir el conocimiento, me lleve a estar motivado para dar lo mejor de mí. Se podrá entonces dimensionar la importancia que tiene el cómo se adquiere un conocimiento, cómo influye el estado emocional del docente y del educando, cómo influyen las variables ambientales, (ruidos, luz, cantidad de alumnos, etc), cómo influye a la hora de hacer las tareas en casa, tener una mamá o un papá junto al niño, para que modere su ansiedad, le hable con dulzura, evite que se desate una batalla campal que impregne la atmósfera familiar de malestar. Investigaciones de los últimos años, han podido comprobar también, cómo los tratamientos de reeducación y rehabilitación multisensoriales, elaborados a la medida de las necesidades de cada persona, que se realizan con una frecuencia semanal adecuada y con compromiso de parte del paciente, logran no sólo una mejoría de las funciones cerebrales alteradas, sino también, modificaciones en la estructura cerebral, acorde a las constataciones que se han realizado mediante el uso de neuroimágenes. Es decir, por ejemplo, que un tratamiento que apunta a mejorar un trastorno específico del lenguaje como la dislexia, no sólo mejora los resultados que el niño obtiene en el área de lenguaje, sino que favorece la creación de nuevas sinapsis. Las terapias, los tratamientos de intervención reeducativa, modifican el sustrato neuronal. También se ha comprobado la importancia de que los educadores y los alumnos conozcan qué parte de su cerebro usan en las diferentes tareas escolares que realizan. De acuerdo a todo esto, podemos entender que los docentes, deben manejar no sólo información relacionada sobre los contenidos de sus materias, sino que deben contar con el conocimiento sobre el trabajo realizado por los neurocientificos acerca de cómo “aprende” el cerebro, y cuáles son algunos de los métodos y estrategias de aprendizaje más eficaces. La visión optimista que dejan las neurociencias, tiene que ver con el hecho de que: Aprender algo,  es modificar la estructura del cerebro, formar nuevos circuitos cerebrales, nuevos módulos o estructuras cerebrales, y esto se produce en cualquier etapa de la vida.

Silvia Pérez Fonticiella

Consultora en Neurociencias

Prof. Neuropsic. Ing. Silvia Pérez Fonticiella - Prof. Mario A. Valdez

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