La tecnología nos ha abierto la posibilidad de nuevas formas de enseñar y aprender, pero la compañía del adulto es fundamental para el niño, es el soporte afectivo que lo impulsará en su deseo de conocer y explorar…
REFLEXIONES SOBRE LA INCORPORACIÓN DE TECNOLOGÍA AL ÁMBITO EDUCATIVO Y TERAPÉUTICO.
Cuando se comienza a navegar en este mundo tecnológico de la informática y las comunicaciones, se encuentra, ofertas muy interesantes y seductoras. En un principio acaparamos todo y de todo, sin discriminar demasiado: bajamos de Internet muchísimos programas que se ofrecen gratuitamente; luego compramos utilitarios seguramente, sólo utilizaremos ocasionalmente, ya que las urgencias cotidianas no nos permitieron evaluarlos bien.
En fin, como dice el tango: “uno busca lleno de esperanzas el camino que los sueños prometieron a sus ansias…”, pero de pronto, descubrimos que el disco duro se va llenando y que los alumnos o pacientes, requieren determinados contenidos más concretos, que en ese desborde de acopio de materiales no encontramos en el momento adecuado; es en ese momento que reconocemos la importancia de la sistematización del trabajo.
Como decía un psicoanalista francés… el hombre va: “de la ansiedad al método”.
Es así que nos abocamos a elaborar un plan de trabajo, para dar forma a ese plan que necesitamos para implementar el uso de los recursos que disponemos y los que podremos generar para evaluar nuestra práctica docente o clínica, así como para medir el impacto que el uso de estas herramientas tienen sobre los alumnos o pacientes, y convencernos que este recurso, no debe faltarle a ningún docente o técnico.
Creo que esa tendencia que utilizábamos los docentes, con añoranza artesanal, como es la de preparar cada clase el día anterior, en la soledad de nuestra casa, o en la mesa de un café, sería deseable que fuera ya superada por la elaboración de un plan de trabajo, por lo menos trimestral, o adecuado a los tiempos institucionales; y que sea pensado, además, en conjunto con los otros docentes o terapeutas, de manera que permita relacionar varias asignaturas o técnicas, (en los casos de clínicas).
Es fundamental partir de una visión holística del individuo, no la de una persona fragmentada, de una visión de hombre corporativo, que se construye con otros y por lo otros en mutua colaboración.
El empleo de la sistematización es una forma de trabajo que permite lograr indicadores medibles en determinados lapsos de tiempo y permiten además, realizar análisis cualitativos que retroalimenten nuestros planes y nuestra praxis, de la forma más provechosa, convirtiéndola en una tarea disfrutable y compartida.
Silvia Pérez Fonticiella