MANUAL DE ESTILOS DE APRENDIZAJE

Manual de estilos de aprendizaje – Pulse sobre el nombre para leer

DE LA SEGREGACIÓN A LA INCLUSIÓN ESCOLAR

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LOS TRASTORNOS QUE AFECTAN EL APRENDIZAJE. UN PROBLEMA QUE NO SIEMPRE ES BIEN INTERPRETADO

Sin el diagnóstico adecuado, los afectados tienen muchas posibilidades de sufrir fracaso escolar, conductas adictivas, frustraciones o desinterés, y este escenario produce, entre otras cosas, inestabilidad familiar y preocupación docente.

Los trastornos del aprendizaje en las aulas, son en la actualidad más habituales de lo que pudiera pensarse, aunque a veces, tardan años en diagnosticarse, o incluso, llegan a pasar inadvertidos; esta anomalía, produce jóvenes con baja autoestima y dificultades de adaptación laboral. Desde hace años, neurocientíficos de la talla de Kandel o Swartz, entre otros, han especificado claramente que todas estas patologías tienen origen neurobiológico y sus manifestaciones inciden en la vida social y personal. Si esta premisa es desconocida y diagnosticada con parámetros basados sólo en lo emocional, social o conductual, el niño recorrerá un largo y desalentador camino escolar que le depositará en la adolescencia con la etiqueta de un “joven terrible” a quien no le gusta estudiar. En la Argentina, estas pautas modernas no son abonadas por todos los pediatras y neuropediatras, quienes concluyen el camino hacia la supuesta solución, con medicación y la derivación a psicoterapia clínica o a un psicopedagogo para que aborde el problema exclusivamente escolar. Los tiempos han cambiado y es preciso que las diferentes áreas de la neurociencia trabajen en equipo para prestar ayuda verdadera a estos niños y adolescentes que padecen tan sólo alguna disfunción cerebral transitoria o algún trastorno reeducable y pasible de rehabilitación.

El camino es que el médico pediatra y/o el neuropediatra, deriven al paciente a una evaluación neuropsicológica, llevada a cabo por especialistas en Neuropsicología,  para que con el informe exhaustivo y pormenorizado, pueda indicar el tratamiento específico a la patología que presenta el chico, y la medicación en caso que sea necesario.

Autor:Es importante tener en cuenta, que estos problemas representan un porcentaje nada despreciable del alumnado de todas las escuelas. Estadísticas realizadas en España, por ejemplo, indican que entre 2 y 10 alumnos de una clase de 25, padecen algún trastorno del aprendizaje. Esto significa un  3% a 8% de la población en edad escolar. Según estos datos, la dislexia, por ejemplo, afecta a entre el 5% y el 15% de los escolares, el TDAH a entre el 3% y el 8%, la discalculia (acalculia o dificultades en el aprendizaje de las matemáticas) a entre un 1% y un 3%, y el trastorno del desarrollo del lenguaje a entre un 2% y un 4%.

Un diagnóstico diferencial, elaborado por profesionales del área de la salud

No hay duda de que hay una base genética o neurobiológica de estos trastornos. Los primeros estudios cognitivos para averiguar si un niño padece alguno de estos problemas, podrían manifestarse en primer año de primaria. Pero el infradiagnóstico aún es elevado y hay más trastornos del aprendizaje sin diagnosticar, que casos conocidos. Cuando esto ocurre, los afectados tienen un alto riesgo de fracaso escolar y, en el caso de los TDAH, de caer en conductas adictivas, así como de sufrir inestabilidad familiar y laboral.

Base neurobiológica

Los conocimientos científicos actuales han revelado que no se trata de niños con Coeficiente Intelectual por debajo de la media para su edad, al contrario, encontramos niños con un CI normal y hasta superior, por lo cual es preciso buscar las causas de por qué no rinden acorde a lo esperado en la escuela, por que no se esfuerzan y por qué no están motivados. Hoy se sabe que en la mayoría de los casos estas causas son de base genética y neurobiológica. Prueba de ello es que, en una muestra de 2.000 niños, sólo en el 8% no se halló ninguna base neurobiológica al trastorno del aprendizaje que padecían, al 92% restante se le pudo diagnosticar como un trastorno específico.

Según detalla Anna López, neuropsicóloga de la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar del mismo hospital, el TDAH se relaciona con una disfunción en el lóbulo frontal, mientras que la dislexia se corresponde con una en el hemisferio izquierdo en su parte posterior, teniendo, según los últimos descubrimientos, una base genética; el trastorno específico del desarrollo del lenguaje con problemas en el hemisferio izquierdo -en las áreas perisilvianas-, la discalculia tiene su base en el lóbulo parietal bilateral y, en el caso del TANV,(Trastorno de aprendizaje no verbal),  aunque no está tan claro, se barajan dos hipótesis: por un lado, que su origen esté en el hemisferio derecho, y por otro, en las áreas posteriores bilaterales.

DEBERES PARA EL SISTEMA EDUCATIVO
Los niños con TDAH, dislexia u otro trastorno del aprendizaje merecen una atención diferente. La escuela debe adaptarse para poder flexibilizar los diseños curriculares, para atender a la diversidad de alumnos que acuden a sus aulas. Los escolares afectados necesitan que se realicen adecuaciones metodológicas a los procedimientos educativos -y no de contenidos- para evitar  en posteriores casos de fracaso escolar. El sistema imperante hasta ahora, basado en un aula de 25 alumnos, donde todos atienden a la misma materia, con la misma metodología y a la misma hora, es obsoleto y debe superarse para permitir que estos niños completen sus estudios, según la visión de los expertos en educación, Enric Roca y Jordi Carmona.

Para contrarrestar estas dificultades del día a día, los neuropsicólogos proponen tomar de forma fraccionada los exámenes a los niños con TDAH, o asegurarse de que han apuntado bien los deberes que se les han encargado para la casa. Según se afirma, estos niños deberían sentarse en las primeras filas, para que presten más atención, en ellos el refuerzo da mejor resultado que el castigo. En líneas generales, requieren de una supervisión más cercana. En cambio, los afectados por dislexia necesitan estrategias compensatorias para poder aprender los mismos contenidos que sus compañeros. Los neuropsicólogos proponen que no se les haga leer en público, para evitar sentirse en ridículo, que se les reduzca el temario de los estudios, se les ofrezca más tiempo para los exámenes, puesto que les cuesta más leer que al resto, se les dé la posibilidad de examinarse de forma oral en lugar de por vía escrita, ya que deben realizar un gran esfuerzo para escribir, así como aplicar un baremo diferente para evaluar su ortografía.

Debemos adaptar las aulas para conseguir niños felices, que tengan un grupo de referencia, motivados para aprender y para que su trastorno del aprendizaje no sea un obstáculo para su futuro profesional.

Prof. Mario Valdez

NEUROPEDAGOGIA HOY — WordPress

¿ CÓMO APRENDE EL SER HUMANO ?

Ésta es sin duda una pregunta compleja que diferentes enfoques disciplinarios han tratado de responder desde la filosofía, la biología, la psicología, entre otras. A finales de los años 90, encontramos recién corrientes de pensamiento que hacen hincapié en la importancia de los factores socioculturales y emocionales en el proceso de aprendizaje. A partir del año 2000, a medida que se fueron conociendo los resultados de múltiples investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro, se reconoció la importancia de la base neural en las ciencias del aprendizaje y la importancia de conocer cómo, el cerebro humano, procesa la información que le llega a través de su input sensorial y así, poder diseñar modelos educativos y estrategias de enseñanza-aprendizaje a la medida de las posibilidades de los aprendices, acordes a las posibilidades y etapa de la vida de los mismos. Una conclusión  importante de todas estas investigaciones, fue que no importa la edad, siempre es posible aprender si se enseña de acuerdo a las posibilidades de cada cerebro. De este modo, surgieron nuevas interrogantes: ¿cómo y sobre todo, cuándo, podemos aprender mejor y más rápido?; ¿hay períodos más propicios para el desarrollo del cerebro?; ¿Qué papel juegan las emociones, la motivación y la autoestima en el aprendizaje?;   ¿qué peso tienen las condiciones ambientales , el entorno o contexto en que se imparten las clases, para que la persona logre un adecuado aprendizaje?; ¿Cuáles son las causas orgánicas, que dificultan la adquisición de habilidades matemáticas o para la lectura?

Todo esto se va develando a medida que avanzan los estudios en el área de la neurociencia, disciplina que se nutre de variadas disciplinas como la biología, la psicología, la química, la anatomía, la física y la informática. De este modo, los neurocientíficos han demostrado que hay una nueva ciencia del aprendizaje, que debe basarse en el conocimiento del funcionamiento del cerebro y debe desarrollar nuevas metodologías de abordaje y de enseñanza, en consecuencia, con los hallazgos que se van conociendo, y centrar a los sistemas educativos, más en el “cómo” del aprendizaje que en el “que”. ¿Por qué este niño no aprende?; ¿Por qué no logra una adecuada adquisición de los conocimientos, de acuerdo a su edad y grado?; ¿qué le pasa al chico?; ¿qué causa su conducta?

Estas problemáticas deben abordarse con una perspectiva integral en la que se articulen la neurología, la neuropsicología, la genética, la biología, la química, la psicología, la física,  la pedagogía, la sociología, entre otras disciplinas que forman parte de las actuales neurociencias. El Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2000, E. Kandel, ha logrado comprobar que las potencialidades de la conducta de un individuo, (el “hasta dónde puede llegar”), se produce por mecanismos genéticos y evolutivos, así como por factores ambientales y de aprendizaje, que actúan en el cerebro y producen cambios estructurales y funcionales de las células nerviosas específicas que intervienen en los procesos de lectura, escritura, cálculo, memoria y otras funciones que intervienen por supuesto en el aprendizaje académico de los chicos. Estados emocionales y procesos cognitivos que sustentan el aprendizaje,  (memoria, atención, lenguaje, etc), tienen una base biológica, lo que implica que el estudio de las áreas más deficitarias, aquellas en las que el niño no logra lo esperado, requiere el abordaje de un equipo de profesionales que trabaje dentro del marco de las neurociencias.

“Las bases de la ciencia neural  contemporánea, considera que todos los procesos mentales son biológicos y cualquier alteración de los mismos es orgánica”.

Kandel, Jessell, Schwartz Neurociencia y conducta”.

Hoy podemos conocer algunas de las áreas del cerebro encargadas de la activación del pensamiento y de la óptima realización de habilidades relacionadas con la aritmética y del reconocimiento de palabras; y hasta se pueden medir los cambios en el sustrato neuronal producidos por los tratamientos de reeducación o rehabilitación que intervienen sobre funciones cerebrales que están alteradas. En el área del lenguaje, por ejemplo, conociendo cuáles son los módulos cerebrales encargados del lenguaje, y de qué modo procesan la información, se pueden diseñar estrategias correctivas y nuevos métodos para enseñar a aquellos niños o adultos que presentan dificultades en el dominio de esta importante área de aprendizaje. Gracias a la plasticidad cerebral, base de los mecanismos de la memoria y del aprendizaje, hemos confirmado de forma experimental que nuestras neuronas, sufren una remodelación permanente en función de la experiencia que vivimos. Las conexiones nerviosas no son fijas ni inmutables, algunas se destruyen pero otras se crean para adaptarse. Y lo más novedoso, de este planteo, es que toda experiencia nos deja una huella asociada a un estado corporal. Es decir, concretamente, que aplicado a la situación de enseñanza-aprendizaje, la forma y condiciones ambientales y emocionales en que yo haya adquirido un conocimiento en el aula o en otro entorno, van a determinar un determinado estado corporal asociado, de placer, de displacer, de angustia, de ansiedad, de miedo, de satisfacción, etc. y este estado se “guardará” en nuestro cerebro asociado a ese aprendizaje. Cada vez que realice una lectura o evoque un recuerdo relacionado a ese contenido, se disparará en mí ese mismo estado somático que se “guardó” al incorporar el conocimiento. Por ejemplo, si mi profesor de matemática, logra acaparar mi atención y me enseña la ecuaciones de una forma amena, de modo que me permita encontrarle relación y significado en mi vida cotidiana, y me permita activar mis conocimientos previos,  es más probable que cuando tenga que hacer la tarea de matemática, la emoción placentera que se “guardó” en el momento de adquirir el conocimiento, me lleve a estar motivado para dar lo mejor de mí. Se podrá entonces dimensionar la importancia que tiene el cómo se adquiere un conocimiento, cómo influye el estado emocional del docente y del educando, cómo influyen las variables ambientales, (ruidos, luz, cantidad de alumnos, etc), cómo influye a la hora de hacer las tareas en casa, tener una mamá o un papá junto al niño, para que modere su ansiedad, le hable con dulzura, evite que se desate una batalla campal que impregne la atmósfera familiar de malestar. Investigaciones de los últimos años, han podido comprobar también, cómo los tratamientos de reeducación y rehabilitación multisensoriales, elaborados a la medida de las necesidades de cada persona, que se realizan con una frecuencia semanal adecuada y con compromiso de parte del paciente, logran no sólo una mejoría de las funciones cerebrales alteradas, sino también, modificaciones en la estructura cerebral, acorde a las constataciones que se han realizado mediante el uso de neuroimágenes. Es decir, por ejemplo, que un tratamiento que apunta a mejorar un trastorno específico del lenguaje como la dislexia, no sólo mejora los resultados que el niño obtiene en el área de lenguaje, sino que favorece la creación de nuevas sinapsis. Las terapias, los tratamientos de intervención reeducativa, modifican el sustrato neuronal. También se ha comprobado la importancia de que los educadores y los alumnos conozcan qué parte de su cerebro usan en las diferentes tareas escolares que realizan. De acuerdo a todo esto, podemos entender que los docentes, deben manejar no sólo información relacionada sobre los contenidos de sus materias, sino que deben contar con el conocimiento sobre el trabajo realizado por los neurocientificos acerca de cómo “aprende” el cerebro, y cuáles son algunos de los métodos y estrategias de aprendizaje más eficaces. La visión optimista que dejan las neurociencias, tiene que ver con el hecho de que: Aprender algo,  es modificar la estructura del cerebro, formar nuevos circuitos cerebrales, nuevos módulos o estructuras cerebrales, y esto se produce en cualquier etapa de la vida.

Silvia Pérez Fonticiella

Consultora en Neurociencias

Prof. Neuropsic. Ing. Silvia Pérez Fonticiella - Prof. Mario A. Valdez

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